Preocupante comportamiento del PSC con la oposición y con todo lo que no controla.

Los comportamientos de los concejales en los plenos y los boletines cargando contra sus adversarios, sin mirar el daño que crean, hay que mirarlo con máxima preocupación. Poco les preocupa la convivencia democrática y social de Polinyà.
La verdad es que tienen motivos para preocuparse; las infraestructuras son una cosa y otra son los problemas del día a día de la ciudadanía; el transporte para los estudiantes, la calidad de la educación, la atención a los enfermos, a los inmigrantes, a los parados, las privatizaciones municipales, los mileuristas y las hipotecas, del medioambiente, las fabricas que se queman, las deslocalizaciones, la vivienda imposible, el agua, etc.
La estrategia de confrontación puede ser perfectamente para desviar la atención. Pero no son maneras de gobernar. La convivencia es determinante para desarrollar una buena harmonía y relación social entre las personas de un pueblo pequeño, como es Polinyà. Y de la manera que actúa el PSC, no es posible.
La prepotencia es ajena a la convivencia. Se puede gobernar y ser humilde. Hay cursos de formación que ayudan a los cargos públicos a comportarse delante de los que no comparten sus criterios. Pero además de la formación la experiencia es muy importante. Cuando alguien pasa por la oposición y recibe los palos, amenazas y desaires del poder, después cuando le toca ejercerlo a él llevará mucho cuidado para no caer lo mismo que sus antecesores. Aprenden a comportarse.
El problema del PSC de Polinyà es que disfruta del privilegio de no haber tenido que soportar nunca el sabor de la oposición. No ha conocido el mal trato ni los desaires del poder.

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