El día que le quitemos la máscara con la que se protege el capitalismo, seremos libres…entonces seremos nosotros mismos.

Un tablero de ajedrez es un campo de batalla. En el mundo se libra la histórica batalla de clases. Unos, los trabajadores, luchan por un mundo nuevo sin explotados ni explotadores. La otra parte, la que hace todo lo posible para que nada cambie. Ese, es el Capitalismo.
¿Cada vez más, el capitalismo se recrudece, o simple mente, siempre ha sido así?
En la era moderna, la de la Europa capitalista, las multinacionales llegan i se van cuando les viene en gana o cuando les interesa. Les importa nada la situación que dejan. Los puestos de trabajo pasan de mano en mano bajo el pretexto de que todos trabajen, y los precios de los salarios son acondicionados por ellos. Llenan los pueblos de pisos y dan facilidades para entrar a la compra. Imponen el precio del dinero y cuando tienes dificultades te dejan sin vivienda. Ejecutan proyectos para enriquecerse cada vez más bajo la modernidad, mientras dejan a un lado los problemas del día a día de los ciudadanos; el AVE y las ordalías es un ejemplo. Destrozan los territorios. Dan facilidades para adquirir tantos coches queramos y con ello justifican la creación de autopistas muy costosas, autovías, etc. Crean tantas modalidades de deporte sean convenientes para tener atento al personal y le resten importancia a lo que verdaderamente la tiene.
La máscara, es el propio sistema democrático en que vivimos. Es el interés para que, nada, al margen de los dos partidos mayoritarios, crezca y se desarrolle. Nos crean mentalidades negativas hacia la política, porque es lo que les interesa, que nadie entre en ella para así, ellos poder desarrollar placenteramente la suya. El dominio de los medios de comunicación de masas es total. Nada se le escapa de su dominio. ¿Cuántos sindicatos y partidos políticos de izquierdas hay en España que tengan su televisión o radio para transmitir sus informaciones y comunicados a los trabajadores? Sin embargo, sí hay partidos que tienen esos medios; son sus propios medios. Todas las cadenas privadas y cierto dominio sobre las públicas. Hay ejemplos: ¿Cuántas personas en España conocen que hay una ley electoral injusta? ¿Cuántos conocen que estamos bajo una política de alternancia de poder, entre la socialdemocracia y la derecha, para que nada cambie? Los dos lo tienen claro; de esta manera los trabajadores, atrapados en la desinformación más extrema, votarán siempre al partido mayoritario de izquierdas, creyendo que votan izquierda. Y la derecha, sabedora de que los que están descontentos con la izquierda mayoritaria les votará a ellos. Y de esta manera ambos contentos porque juntos transmiten que más allá de ellos, no hay nadie más a quién votar y que el voto que salga de su contexto es un voto inútil. Así llegamos a cada elección.
Esa correlación será posible cambiarla desoyendo esos mensajes y actuar como nosotros mismos.
Con criterio. Entrando en las cosas que realmente nos interesan. Saber y conocer la política de cada partido. Implicándose más en los partidos de clase. Defendiendo los intereses reales de los trabajadores. Participando y creando movimientos sociales. Comentar con los compañeros de trabajo. En los centros de estudio. En los centros deportivos y culturales. Discutir los problemas abiertamente donde nos encontremos. De esta forma contribuiremos a fomentar otro proceso fuera del proceso viciado en el que nos han colocado intencionadamente.
Hoy, a través de internet, podemos ampliar nuestros conocimientos. Podemos entrar en un proceso de conocer qué hacen otros países. Qué pasa en el mundo. Descubriremos informaciones que nos ayudarán a desarrollarnos más como nosotros mismos. Fuera de las influencias informativas tendenciosas hacia sus políticas. Entrar en las webs de los partidos españoles a los que el sistema pretender deshacerse de ellos y saber que dicen, porque de ellos ya lo sabemos todo cada día.
Los trabajadores estamos obligados a conocer el tablero de ajedrez y el papel de cada pieza y hacia donde se mueve cada una de ellas. En estos años en que el capitalismo ha visto incrementar sus ingresos más que nunca, y vivido sus años más placenteros con escaso movimiento social y político, los partidos de la de clase han sido todo lo contrario. Viven sus peores años y con ellos los trabajadores.
El sistema dominante reza a diario para que la situación no cambie y se mantenga esa correlación. Temen que los trabajadores, los estudiantes y la sociedad general se decidan a mover ficha y poner tierra de por medio a estos años donde han bajado la bandera de la lucha y la vuelvan a levantar de nuevo.
Para que los trabajadores puedan de nuevo alzarse y luchar por la transformación social, los partidos de clase tienen que hacer bien sus deberes. ¿De qué vale mantener cada cual sus chiringuitos delante de la situación que vive la clase obrera? Esas posiciones antes de ayudar perjudican y esas posturas seguirán siendo rechazadas por los trabajadores.
Hoy estamos delante de una asamblea de EUIA y de IU. El panorama que se describe en el ámbito nacional, según los documentos que van llegando, hay actitudes preocupantes. Hay parte de trabajadores que tienen puestas sus esperanzas en que la situación se arregle para bien. Pero hay la mirada y las intervenciones de la derecha en sus medios para que el proceso en IU vaya mal. Es el sistema el que está más atento de lo que pueda pasar en esa asamblea.
IU está obligada a crear unidad y confianza entre las fuerzas políticas y los trabajadores. Está obligada a crear para convivir en un movimiento político y social. Aglutinador, en un mundo plural más allá de la socialdemocrácia. Es la única manera de relanzar la izquierda para que los trabajadores vean en ella su espacio político, desde donde van a impulsar sus luchas en la defensa de sus derechos y por un mundo mejor y más justo.
En esa dirección los pueblos tienen mucho que decir. Las organizaciones locales tienen que abrir sus puertas de sus locales de par en par. Airearlos para dar paso a lo que se debe oxigenar la vida política contaminada que se vive.
Los problemas a tratar están a flor de piel de los trabajadores. Para qué enumerarlos si ya los conocemos y convivimos con ellos. Lamentablemente crecerán más. No son tiempos de conquistas. Son tiempos de emprender la marcha de la conquista para que sea realidad a corto plazo.
La juventud, esa presa del sistema, debe ser la primera a trabajar. Esa juventud que el sistema los tiene maniatados con tantos alicientes que les impide involucrarse y comprometerse para despejar las dudas de su futuro.
Espero que al final, con la inteligencia y la responsabilidad de todos seamos capaces de levantar el ánimo de la clase obrera y responder positivamente con organización, con movilizaciones y electoralmente, para crear el grupo parlamentario que se merece la clase obrera. Roque Fernández.

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