La clase obrera desunida, no es nada



La clase obrera desunida,
no es nada


En el perfil de este Blog comento que "me considero un aprendiz de comunista".
Pues sí soy un simple aprendiz, porque siempre he entendido que un comunista es una persona completa en todos los órdenes de la vida, y yo no lo soy.
Tengo muchos defectos que mejorar y mucho que aprender.
Por años que me haya dedicado a la lucha, la ausencia de la formación académica me impide avanzar más de lo que desearía. Lo que he aprendido ha sido de forma personal y didáctica. Aun así, el concepto de clase, la lucha incansable por un mundo más justo e igualitario, no necesita de tanta preparación.
En todo caso, lo que intenté siempre, fue defender esos valores por los que lucharon y siguen luchando los comunistas: "Un mundo sin explotados ni explotadores". Una sociedad igualitaria, solidaria y donde las personas, todas, sean felices. Lo que sí se puedo hacer, aun siendo aprendiz, es ser riguroso a la hora de defender los intereses de la gran mayoría social. A los trabajadores y las capas populares. Dedicar el esfuerzo posible a una causa tan justa y tan noble, como es la consecución del socialismo.
Una de las grandes cosas que he aprendido en estos largos años de lucha es que la clase obrera desunida, no es nada. Está desamparada. Pero unida es un poder imparable que puede cambiar y transformar cualquier cosa. Y, precisamente, a eso se han dedicado siempre los comunistas. Y a eso nos debemos los comunistas con entusiasmó y empeño, por difícil que sea. Tanto es así, que en estos últimos años los comunistas en toda Europa y más allá de EU, en este momento no se presentan a las elecciones para dar paso a la unidad de la izquierda. Y obviamente todo tiene un precio.
Durante la transición de la dictadura a esta democracia, entre comillas, vivimos serios varapalos por parte de la derecha y de la socialdemocracia. La derecha nos golpea porque sabe que con los comunistas no se juega. Saben que los comunistas son los únicos que van en serio en las transformaciones. Y la socialdemocracia también. Por eso nos golpeó y no sigue golpeando, para hacerse con la hegemonía de la izquierda. Pero el tiempo coloca a todos en su sitio y la socialdemocracia ya no es alternativa. Así ha quedado demostrado en estos años en España y en Europa.
Pero también hemos padecido las divisiones y rupturas entre la “familia comunista”. Tanto es así que no nos ha permitido afrontar la lucha contra las políticas Neoliberales en mejores condiciones y que los sindicatos estén tan debilitados. Y unos partidos que no responden adecuadamente a las reclamaciones de la unidad de clase, simplemente por conservar cada uno de ellos los respectivos chiringuitos.
Siempre ocurre que el que más da o aporta, es el interesado, y en este caso, el mayor interesado en el proceso de la unidad de la izquierda, son los comunistas. Esto hay que decirlo a pecho descubierto, porque es así.
Como también hay que decir, que ante la grandeza de los comunistas por defender la unidad de la izquierda, siempre hay quienes buscan beneficiarse más y seguramente no atienden bien el mensaje de la ciudadanía.
En este momento cuando todos los datos indican de que el PP puede ganar las elecciones el 20N con una mayoría superior a la de Aznar, no hay justificación para proseguir con el debate de: si ese es así o es a sao. De que si es más o menos de izquierdas. Lo importante es dar seguridad a los trabajadores de que vamos bajo una sola bandera a las elecciones. Un gran frente de izquierdas. Tan “potente” que aporte capacidad suficiente para movilizar a la clase obrera. Que ponga en pié de lucha a la juventud, mujeres y hombres, hasta ser capaces de romper con ese bipartidismo dañino, que produce desilusión y desesperanza. Revertir la situación en un estado más favorable para los débiles.
Sí que es posible. Por primera vez los trabajadores se han visto traicionados por el partido PSOE-PP. Y han comprobado que si bien tiene diferencias obvias con la derecha, últimamente ha girado duramente hacia la derecha. Un PSOE que a la hora de afrontar la crisis no lo ha hecho escuchando a los trabajadores, como sería lógico, se ha puesto en manos de los banqueros y de los poderosos para castigar a los más débiles. Por tanto el voto útil al que han echado mano en tantas ocasiones ya no les vale. Ya no es posible llamar a los trabajadores a votar PSC-PSOE. Y los trabajadores aprenden que el capitalismo no es alternativo a nada y que la única alternativa real hoy, pasa forzosamente por políticas de izquierdas. Políticas que se diferencien de la derecha que suprime impuestos a los poderosos para castigar a los débiles. Ha llegado la hora de que los poderosos dejen de ser tan poderosos y aporten al estado del bienestar para que prosiga y podamos avanzar hacia estadios más sociales.
Hay que decir basta a que sean los poderosos los que sigan beneficiándose de los avances científico técnicos, y a los trabajadores les dejen sin derechos y sin futuro. Hay que dar apoyo a una izquierda que les obligue a aportar sus impuestos de manera que se pueda hacer frente a la política de las retalladas sociales, que hacen los gobiernos en manos de la derecha nacionalista de CiU y derecha extrema del PP, en cada una de las comunidades en las que gobiernan.
Por eso mismo no hay escusas para no hacer una campaña electoral en condiciones a favor de las políticas de izquierdas. Son momento de cambios, sí. Pero por la izquierda. La sociedad no atiende otra cosa que no sea unidad y menos cuando hay enfrente una derecha que amenaza con hacer daño de verdad.
El 20-N hay que llenar las urnas de rebeldía consciente y que por primera vez veamos que una izquierda sale fuertemente fortalecida y ésta en Catalunya no puede ser otra que ICV-EUiA.
Roque Fernández

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