Son momentos de gran preocupación


La derechización de las sociedades y con ello el asentamiento de gobiernos de derecha en Europa y en Catalunya; perdida adquisitiva de los salarios y constantes ataques a los derechos sociales y laborales de los trabajadores; un gobierno con descaro rotundo en la decisión de declarar el estado de “alarma” sentando un precedente peligroso en el territorio español, dando una vuelta de tuerca hacia la derecha con respecto a las libertades democráticas y transmitiendo nítidamente a la sociedad, que esas medidas son posibles en otras ocasiones…

Con esa situación tan oscura cuesta digerir ciertos comportamientos. El monstruo es muy grande y letal. Necesitamos caminar unidos para salvaguardar los entendimientos en conformidad a la coyuntura desfavorable. Que nada se anteponga y nadie imponga el interés ajeno y se pierda el horizonte de la defensa de lo global.

Catalunya tiene el agradable recuerdo de la Asamblea de Catalunya como eje principal que fue, para la lucha unitaria del pueblo de Catalunya en la defensa de les llibertats, l’amnistia i l’estatut d’autonomia. También tiene recuerdos políticos bien definidos y queridos entre la clase obrera, como gran Partit Socialista Unificat de Catalunya, de tradición unitaria.

Años después, resulta preocupante que no se haya aprendido nada de aquella enseñanza. Que existan comportamientos de sometimiento de una fuerza a otra. Que se continúe torpedeando la unidad, esa pieza tan sensible que afectan a fenómenos importantes como la sinceridad y la confianza, decisiva todas para generar esa ilusión producida durante estos años de coalición y mantener expectativas de futuro entre la izquierda transformadora. Una coalición que ha dado frutos ayudando con su trabajo a amortiguar los resultados electorales en las pasadas elecciones al Parlament de Catalunya. Y otra cosa más importante, ha ayudado a creer que es posible la unidad y crecer en ilusión.

De una manera sana y modesta, quiero atreverme a levantar la voz y reivindicar desde este espacio, que:

1. Por encima de los derechos y de los intereses de los trabajadores y trabajadoras de Catalunya, no hay nada más.
2. Que la educación política y la ideologización de la sociedad, comience por los propios partidos.
3. Que se imponga la responsabilidad, la sabiduría y la prudencia, frente al oportunismo.
4. Que los que se etiquetan con la marca de izquierda y transformadoras, se comporten como tal.
5. Que se salvaguarden los acuerdos entre los unos y los otros y se erradique de nuestras mentes, el empeño histórico de la ruptura y la división.

Estoy convencido que por esta vía y creciendo en la unidad orgánica, entraría oxigeno limpio a todas las arterias de la vida política social y en sí a la sociedad catalana, que buena falta hace y más pronto que tarde, deberá ser así.

Estoy convencido que todo sería más fácil para avanzar en la esperanza del frente de izquierdas. Consolidar una alternativa verde, roja y violeta al sistema y hacer que la sociedad deje de ser pesimista, y se le permita poder soñar a los trabajadores en otro mundo es posible, sin eternizarles en siervos perpetuos, como siempre han querido los poderosos.

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