Carta de un abuelo a su nieta
Querida Alba
Como siempre es bueno conocer algunas
cosas de tu familia; por parte de la yaya y mía, y que forman parte de tus
orígenes, por eso he decidido hacerte esta carta personal. Espero te guste.
Éramos muy jovencitos la yaya tenía
17 años y yo 21. Vivíamos en el barrio más humilde de Sabadell, llamado Pueblo
Nuevo de la Salud, muy cercano a Polinyà. Tanto la familia de la yaya como la
mía, eran familias muy humildes. Eran inmigrantes del interior de España. Los
padres de la yaya eran de Cuevas bajas, provincia de Málaga. Mis padres los dos
de Ciudad Real, solo que eran de pueblos diferentes, uno era de la Torre de
Juan abad, en el caso de mi madre, y de Carrizosa mi padre.
Debido a la precariedad económica
de las familias, nos vimos obligados a comenzar a trabajar antes de tiempo,
para ayudar a la casa. En mi caso, fue un poco más temprano porque mi padre
enfermó de Pleura, enfermedad que lo mantuvo seis meses en reposo absoluto. En
aquel tiempo, cuando la gente se enfermaba, no tenían la baja laboral, por lo
que no cobraba nada, como se cobra a día de hoy. En esos casos, y no en todas
las empresas, los propios trabajadores hacían recolectas solidarias para ayudar
a las familias en lo más básico. Pero esto no solucionaba en absoluto las condiciones
de pobreza que se vivía.
Esa situación hizo que (como el
hermano mayor de los tres que éramos, en aquel momento, el tito Pedro todavía
no había nacido) a los 10 años me puse a trabajar, sin tener a edad para ello. Así
es como la circunstancia hacía que los jóvenes nos obligásemos a ser
responsables de las situaciones tan difíciles para las familias trabajadoras de
aquel tiempo. Obviamente, de ahí viene que muchos jóvenes no tengamos los
estudios que hoy tenéis. Hoy día los jóvenes sois gente muy preparada y con
altos conocimientos. Aunque echemos a faltar más responsabilidad en varios
temas y más corresponsabilidad para las labores domésticas.
De bien jovencitos convivimos en
el Centro Cultural. El Centro Cultural, fue un lugar muy importante para
nuestro crecimiento personal y para nuestras vidas futuras; nos ayudó a conocer
muchas cosas, de la vida en general, pero sobretodo, aprender a convivir. Era gestionado
por los propios jóvenes. Fue un espacio que nos ayudó a sentirnos realizados como
jóvenes. Y, sobre todo, responsables. ¡Muy responsables! Esa fue una etapa que jamás
podremos olvidar. Todos éramos amigos, compañeros, camaradas. Pero, por encima
de todo, éramos muy buena gente.
Antes de conocer a la yaya, ya
había tenido una novia. Después de unos años con aquella chica y tras la
creación del Centro Cultural, me llamó tanto la atención que decidí dejar el
noviazgo y trabajar de lleno para el impulsar de dicho Centro. A la yaya
también le rondaba un joven, que los padres tenían una churrería en el barrio,
pero a ella no le gustaba.
El Centro creció y creció en el número
de jóvenes, en la calidad y cantidad de las actividades que se hacían. El
ambiente era fenomenal. Había un gran respeto entre todos los jóvenes. Teníamos
una actividad frenética. Se hacían cuantiosísimas actividades: cine fórum, disco
fórum, charlas, excursiones, bailes, deportes, juegos, etc., etc. Allí todo el
mundo se sentía feliz y realizado con todo lo que se hacía y lo bien que salían
las actividades. Fue un espacio de formación cultural y político muy importante
para la juventud. De ahí viene nuestro compromiso con la política. Alcanzamos
un alto nivel de compromiso para erradicar el Franquismo y luchar por la “Llibertat,
l’Amnistía i l’Estatut d’Autonomía”.
En todos los grupos humanos, las
personas se conocen y conviven muchas cosas. Los jóvenes, además de todos ello,
se hacen novios. De allí salieron muchas parejas y luego se fueron casando. Y
qué mejor lugar para relacionarnos, convivir y conocernos que aquél. La yaya
era una de las jóvenes más activas y bonitas del centro. Para mí claro. Con
otro compañero (Juan Chica) que también se enamoró de una joven, hablábamos
mucho y juntos íbamos buscando la mejor manera para hablar con ellas y
declararnos como novios. Todo aquello, nos llevó días y semanas hablando como
tontos, sobre cómo lo íbamos hacer. Mientras hablábamos y hablábamos, ocurrió que
otro compañero del centro y vecino mío (Romualdo) me dice un día que quería
hablar con migo. Yo no tenía ni idea de qué quería hablar. Un día después nos
ponemos a hablar y me dice: voy hablar con Maricarmen para decirle si me quiere por novio. Como te
puedes imaginar, ese justo momento si me pinchan no echo ni gota de sangre. Me
quedé helado y no supe que responderle. Yo quería dejar la conversación rápidamente
para ir a contárselo al compañero Juan Chica para desahogarme. Cuando nos vemos
y le cuento lo sucedido, lo primero que me dijo fue: “va, no seas tonto y no le
hagas caso, ese tío está “atontao”. Y, efectivamente. Aquél joven iba muy despistado
porque todos sabían que la yaya y yo no éramos novios declarados, pero siempre
bailábamos juntos y hablábamos. Así siguió todo, hasta que un día nos atrevimos
a hablar con ellas y la respuesta de ellas hacia nosotros, fue positiva para
los dos. Y desde aquel momento la yaya y yo fuimos novios.
Fuimos novios, pero no sin
problemas. Yo era muy conocido en el barrio, porque estaba muy liado con la
política. Aquello hacía que los padres de la yaya, tus bisabuelos, tuvieran
mucho miedo porque no le pasara nada a su hija. La yaya y también yo lo pasamos
muy mal. No era para menos, pues estábamos viviendo en una dictadura y nos
jugábamos la libertad y los puestos de trabajo, etc.
Con 22 años me fui a la mili. Como
estábamos en el periodo franquista. La policía trabajaba muy duro para reprimir
cualquier tipo de organizaciones contrarias al régimen. Como teníamos el Centro
Cultural la policía sabía que allí había una organización de las Juventudes
Comunistas y trabajan para eliminar. Para ello, la policía llegó a inventarse una
acción de jóvenes golfos, para poder actuar y detenernos. Crear miedo en las
familias para que no dejaran ir a los jóvenes al Centro. El hecho delictivo, fue
destruir unos bancos de la ermita de la salud. Ello le permitía a la policía actuar
y proceder a la detención de una buena parte de los jóvenes. Y así fue. En la
lista de jóvenes que vinieron a detener también estaba mi nombre. Pero el hecho
de estar en el ejército, haciéndola mili, no me pudieron detener y encarcelarme.
Pero se llevaron a mi hermano Manolo y a otros doce jóvenes más. Aquella acción
de la policía creo mucho miedo en la barriada. Tus bisabuelos, los papas de la yaya,
se alarmaron muchísimo y nos pusieran muchos problemas en nuestra relación.
Pero el amor era inmenso y proseguimos con nuestro noviazgo.
Las detenciones repercutieron en
mí en el ejército. La policía informó al ejército sobre quien era yo y para que
me controlaran. Me encontraba en el Cuartel militar de Berga, una ciudad de la
provincia de Barcelona. De ahí me trasladaron al cuartel de Lleida ciudad, para ponerme bajo
control del SIM (servicio de información militar) y tenerme más controlado. Al
llegar al cuartel, los mandos militaron me interrogaron para saber quién era. Todo
y que no era nada fácil, al final tuve bastante suerte. Todos los días que
salía a pasear a la ciudad, me tenían vigilado para que no hiciese nada y saber
con quién me relacionaba. A los dos meses, en diciembre de 1972, me licenciaron y comencé una nueva
vida.
Los problemas que teníamos no
eran pocos pero todo ilusionados decidimos casarnos pronto. Nos casamos a los
siete meses de salir del ejército, el 8 de julio de 1973. Entonces la yaya
tenía 19 añitos sin tener la mayoría de edad que era a los 21, por esto necesitaba el permiso
paterno. Nosotros queríamos casarnos por lo civil, pero su padre no quería que
se casara tan joven y encima por lo civil. Así que accedimos a casarnos por la
Iglesia. Nos casó un cura que se
relacionaba con los jóvenes en el centro cultural, muy amigo nuestro. Al
principio no nos querían casar. Sabía que nosotros no éramos creyentes. Éramos
comunistas. Pero cuando le explicamos nuestras dificultades para adelantar
nuestra boda al final accedieron a casarnos por la iglesia. Pero eso sí, nos
casó sin la retahíla ni sermones eclesiásticos que se hacen en las bodas. El
acto fue aprovechado para recaudar dinero para los presos políticos de aquel
período de dictadura fascista, del General Francisco Franco.
Debíamos ir a vivir a algún
sitio. En ese momento, mis padres tenían una casa vacía. Aquella casa en un
tiempo había sido el local social del Centro Cultural. La reparamos un poco con
la ayuda de los amigos y nos fuimos a vivir allí durante un año.
El 20 de diciembre de 1973 Luis
Carrero Blanco, presidente del gobierno de España, fue asesinado por el grupo armado
ETA, esta operación fue llamada "Operación Ogro". Hay una película
con este nombre. El asesinato provocó un gran impacto en la sociedad española
de la época, supuso el mayor ataque armado contra el régimen franquista, desde
el final de la Guerra Civil Española en 1939. El régimen se puso muy furioso y se
lanzó a detener a personas de izquierdas, pero sobre todo las relacionadas con
las Juventudes Comunistas y del PSUC, en Catalunya. De ahí viene que a los seis
meses de casarnos la policía nos detuviera y nos enviaran a los dos a la
cárcel. La yaya tres semanas y yo 3 meses.
Cuando salimos de la cárcel, nos
encontramos que las dos familias estaban sin hablarse y además nos quedamos sin
trabajo, nos habían despedido a los dos. Por suerte, encontramos trabajo pronto
y con el tiempo, sus padres fueron muy felices al ver que yo quería mucho a su
hija y su hija me quería mucho a mí.
Yo era bastante movido y me
despedían de muchos puestos de trabajo. Aquello nos dificultaba poder tener una
estabilidad económica. A la yaya la despidieron cuando estaba embarazada de tu
mama. Pero finalmente pudimos tener para dar la entrada y comprar nuestro piso en
Polinyà. Aquello para nosotros fue extraordinario. La casa de pueblo nuevo no
tenía ducha ni baño. Nos lavábamos en un barreño. Había duchas públicas en
Sabadell, donde íbamos a ducharnos. Por fin, en el piso de Polinyà teníamos de
todo. Fue un cambio muy grande para nosotros.
Al año siguiente nació una niña
guapísima, como todavía lo es a sus 42 años, llamada Estela. Luego a los dos
años, en el 1977, llegó la tita Ruth, otra niña guapísima. Con todo aquello
éramos una familia muy feliz. Las hemos querido muchísimo y hemos estado muy
contentos con ellas siempre. Han sido niñas muy buenas y educadas en el respeto
y el cariño a su familia. Cumplidas y respetuosas con las demás personas. Nunca
hemos sido llamados por nadie por un mal comportamiento de nuestras hijas.
Con todos esos ingredientes y detalles,
la familia Fernández-Gámez, tanto en Pueblo Nuevo, como en Polinyà, ha sido una
familia bien considerada: trabajadora, honesta, respetuosa, educada y una cosa
muy importante; luchadora a favor de los más desprotegidos y por un mundo mejor
y más justo para todos.
Aquí da comienzo que en su día
(1987-1995) la yaya fuese dos legislaturas consecutivas alcaldesa de Polinyà. Durante
ese tiempo Polinyà fue de las pocas poblaciones de sus mismas características y
población, que tiene más prestaciones sociales e infraestructuras de la comarca
del valles occidental.
De ahí viene también, que tú Alba,
pertenezcas a esta familia que tanto te quiere. Fuiste nuestra primera nieta y
por la que tantas lágrimas vertimos debido a la situación en que naciste. Finamente
hemos sido muy felices. Te has criado muy bien. Sin problemas físicos. Y eres
una jovencita muy guapa. Aunque todo es mejorable no has dado mucho que hacer.
Tu comportamiento en estos 14 años es aceptable. Quizás un poco demasiado
mimada. O se te ha exigido poco.
Con el paso de los años, la vida
anda y anda y ahora hay la situación que, tras la separación de tus padres, las
cosas han cambiado. Es obvio que a nosotros no nos ha gustado nada y que nos ha
dolido mucho. Pero tenemos que aceptarlo.
Nuestra hija ha sufrido mucho. Y
tú lo sabes muy bien, porque ya eres
grande. Ella quería mucho al papa. Pero él se fuese de la noche a la mañana.
Supuso un palo muy grande. Ahora ya está la situación superada.
Nosotros, siempre hemos querido que
fueses esa nieta que a todos los yayos y yayas les gustaría tener. Educada,
respetuosa, atenta con los estudios y que aportes la mayor ayuda posible a la
casa. Sé que es el mismo “run run” de siempre. Y que también es la misma pelea
de todos los yayos con los nietos. Pero, a día de hoy, la mama vive sola en
casa y en ella recae toda la responsabilidad sobre vosotros. Y, eso, como
seguro que comprendes, es mucha responsabilidad y mucho trabajo para una sola
persona. Por eso hay que ayudarle.
Los estudios. Eso que nosotros
tanto insistimos, es porque sabemos que la
situación de la juventud hoy es muy complicada. En todos los sentidos. Que estudies
o que no estudies. Pero está claro que la joven o joven que estudie y acierte
con la carrera elegida, tiene muchísimas más posibilidades en la vida que los
que no estudian. Esa es una obviedad indiscutible.
Y para finalizar esta carta,
quiero decirte, que te queremos y que podrás contar con nosotros para todo lo
que te haga falta. Te estás haciendo mayor. Eso nos gusta por una parte porque
ya eres una mujer. Pero por otra parte, no nos gustaría perderte como niña y
esa niña cariñosa que eres con nosotros.
Eso también te tiene que llevar a
prestar más atención a todo lo que te rodea en el mundo. Atender la lucha de
los trabajadores para conquistar un mundo más justo para todos. Defender el
medio ambiente. La cultura. La educación y la sanidad pública. Son esas cosas
con las que tenemos que vivir para progresar y para curarnos cuando enfermamos
o nos hacemos daño. Ser solidaria con los demás seres humanos de todo el mundo.
Tu origen, tanto por parte del
papa como de la mama, proviene de familia humilde y de clase obrera. Y eso lo
tienes que llevar con honradez y orgullo. Una clase que siempre debe sentirse
unida para defenderse contra el gran capital, que es el que actúa para
empobrecernos y que lucha para preservar el máximo de poder para exprimirnos
físicamente en los puestos de trabajo, y reprimirnos si hace falta, con tal de
seguir explotando a nuestra clase. Los máximos valores de nuestra clase son la
solidaridad, la libertad y la democracia. Y la unión entre nuestra clase es
fundamental para conquistar el estado del bienestar que necesitamos y por el
que luchamos toda la vida.
Un beso mi amor.
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